Descripción
Diciembre de 1941. Obsesionados con la conquista, los militares japoneses desataron su impresionante poderío y aplastaron a la flota de los Estados Unidos en Hawái. Simultáneamente, atacaron Filipinas, Hong Kong, Singapur, Las Indias Orientales y otros territorios. Los ejércitos aliados quedaron devastados, miles fueron hechos prisiones y un inmenso territorio de 12’000.000 km2, con siete zonas horarias, quedo sometido al imperio del Sol.
Tal escenario fue advertido anticipadamente por Ricardo Rivera Schreiber, ministro de la legación del Perú en Japón, quien, pese a los limitados recursos a su alcance, obtuvo información privilegiada en la etapa más crítica de la historia.
Este episodio de la Segunda Guerra Mundial, es presentado por primera vez desde la óptica de diplomáticos peruanos, testigos del ascenso del Japón como potencia mundial, el sometimiento de su frágil democracia y las conquistas militares en el Este de Asia y el Pacifico.
También refiere, dentro del contexto internacional de la época, a la compleja relación entre Lima y Tokio, y como las circunstancias terminaron convirtiendo a los representantes peruanos en Japón, y a los ciudadanos japoneses en el Perú, en cautivos del conflicto de intolerancia.
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